Seguro de VidaIsabel  perdió a su padre cuando apenas era una jovencita, con mucho esfuerzo y trabajo Doña Virginia, su madre, logró pagar los estudios para que concluyera su carrera de Relaciones Internacionales.

Como Isabel era tan buena estudiante empezó a laborar pronto y se dedicó por completo a atender a su madre,  como fue una profesional exitosa le dio muchos gustos a la mujer que tanto se había sacrificado por ella, uno de los regalos más importantes fue adquirir una casa propia.

Cuando hizo esta compra trascendental para las dos, Isabel buscó asesoría para contratar un Seguro de Vida, pensando que era la única persona con la su mamá contaba en la vida, si algo le sucedía Doña Virginia debía quedar protegida.

A los 42 años a Isabel le diagnosticaron cáncer de mama, enfermedad que acabo con su vida en apenas un año. Esta tragedia pudo ser mayor si no hubiera existido el Seguro de Vida, gracias a este instrumento que funciona para proteger el patrimonio de la familia, las cuotas de la hipoteca por la casa continuaron realizándose, en medio de su inmenso dolor Doña Virginia pudo pagar los gastos funerarios por la muerte de Isabel, y como su plan contempla la cobertura de renta familiar, mes a mes recibió una suma de dinero que le permitió continuar con la calidad de vida a la que su hija por medio del trabajo y el esfuerzo la tenía acostumbrada.